Mirar el mundo con ojos de niño es una elección expresiva y científica. Una elección de vida que han compartido Francesco tonucci y su alter ego frato. Frato nació en 1968 y a lo largo de estos últimos cuarenta años ha ido acompañando con sus viñetas, de trazo rápido y mordaz, la historia de la educación italiana, española y, en general, del mundo occidental. Ha ido guiando a niños y niñas en su difícil tarea de crecer al lado de adultos que, a menudo, no los entienden, no los escuchan, los engañan o pretenden malcriarlos. El lápiz de frato asesta golpes certeros, hiere, sí, pero también sana. Por debajo de la sátira, a menudo corrosiva, se percibe el amor por la escuela, por la educación y, especialmente, por los niños y niñas, que son quienes guían el trazo de su mano. De ahí que, a lo largo de estos cuarenta años, estas viñetas hayan estado tan presentes en las publicaciones, en los manifiestos y en los opúsculos de los movimientos de renovación pedagógica o de prot...
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